Estamos asistiendo a un
momento del desarrollo informativo que se caracteriza, esencialmente, por una
auténtica explosión de medios, formatos, fuentes informativas, medios y
personas interconectadas. De este Big bang de la
información, desconocemos dónde nos llevará, pero sí conocemos ya algunos de
sus rasgos característicos y que suponen, de entrada, un cambio estructural de
importantes dimensiones en el sector de la comunicación:
- Cambios técnicos. La evolución tecnológica ha facilitado/condicionado la evolución de los medios de masas tradicionales, dando cabida al nacimiento de medios y servicios alternativos novedosos.
- Cambios comunicativos. Proceso de cambio desde un modelo lineal de comunicación a otro interactivo e inmersivo, personalizado, ad hoc.
- Cambios culturales. Paso de una cultura fundamentalmente escrita a una cultura de expresión global, audiovisual y multimedia. Fundamentación de un sistema basado en la cultura de lo compartido, de la actividad social, de la participación.
- Cambios socio-económicos. La estructura social, los cambios y hábitos de los usuarios, condicionan y modifican los modelos de negocio tradicionales de los medios de masas, e imponen a las empresas la búsqueda de nuevas estrategias de mercado.
López García y Otero
López: “El panorama actual provoca
muchos interrogantes. Cambia el contexto social, político, económico, cultural,
tecnológico… Hay nuevas herramientas, perfiles profesionales, condiciones
laborales, propuestas empresariales, demandas de los usuarios, variedad de los
productos… Ciertamente es así, pero lo básico permanece: contar lo que ocurre
en la sociedad de la mano de una profesión con códigos propios, mecanismos de
autorregularción y una regulación que defienda los intereses de los sujetos de
la información, que son los ciudadanos”
Como señala Juan Valera (2008),
hemos pasado de una “era de la escasez”, en el que el valor de la información
estaba directamente relacionado con la dificultad de conseguir aquella que
resultaba veraz y actualizada, a una “era de la abundancia” en el que la
dificultad ya no radica en cómo lograr esa información, sino que lo relevante
ahora es dilucidar cuál es la verdaderamente valiosa. Para este autor, en este
paso se produce una migración de criterios sobre el concepto de información: