La Teoría de los procesos
de interacción persona-ordenador define la interfaz de un sistema interactivo
como un dispositivo tecnológico que permite una interacción
amigable con dicho sistema a través de modelos de
representación de distinto tipo (textual, visual, sonoro,
etc.). Habitualmente se utiliza el término de interfaz gráfica de usuario (GUI, Graphical user Interface) para
hacer referencia a un modelo concreto de representación que hace uso de
distintos objetos gráficos e imágenes para mostrar la información disponible
dentro de un sistema.
Las interfaces son elementos evolutivos que van
mutando en función de múltiples circunstancias que tienen que ver con los
contextos de uso, con las competencias lectoras, con las necesidades de los
usuarios, con las tendencias, con los criterios de desarrollo, etc. Forest Key
(responsable de interfaces de Microsoft) plantea cómo la nueva versión del SO
de la compañía ha sustituido los menús por cintas contextuales y ventanas
emergentes, disponibles en cualquier parte de la pantalla.
Según Eduardo Mercovich
la interfaz “no es sólo el programa o lo que se ve en la pantalla. Desde el
momento que el usuario abre la caja, comienza a interactuar con el producto y
por lo tanto, comienza su experiencia” y define:
· La
importancia de la interfaz de usuario.
· El
precio de una mala interfaz.
· La
usabilidad en la informática, como total de la buena interfaz.
· El
diseño de interfaces.
· El
desarrollo de las mismas.
Nos relacionamos con el
mundo que nos rodea a través de cientos de interfaces de usuario. Muchas son
tan conocidas y aceptadas que ni siquiera las vemos, como el picaporte de las
puertas o el volante de un coche. Por eso, la mejor interfaz es la que no se ve.
La fidelidad de tus
usuarios-clientes la consigues cuando cumples sus objetivos de forma eficiente.
No sirve de nada la tecnología si sus usuarios:
· No
consiguen realizar una transacción económica
· No
entienden las secuencias de compras que les presentas.
· No
encuentran un producto.
· No
consideran atractivo el diseño.
Cuantificar el coste de
una mala interfaz no es, a veces,
posible. Más de un tercio de los análisis, comparaciones y opiniones de la
prensa se dedican a la facilidad de uso. Sin embargo, se dedica algo menos del
10% del presupuesto global de un proyecto en su desarrollo.